Es el filósofo más importante del Renacimiento en Italia, nació en Nápoles en 1548 y murió en Roma en 1600. En 1565 ingresó a la Orden dominicana, después se separó al ser considerado hereje. En 1592 fue apresado y al año siguiente la Inquisición lo encarceló en el Vaticano.
Su doctrina heterodoxa le costó ser condenado a muerte por la iglesia acusado de herético, impertinente y pertinaz. Esto se debió sobre todo por sus ideas respecto a Dios y no tanto las relativas al mundo y al universo, es decir, el clero entró en zozobra y enfureció más por su doctrina teológica que por la cosmológica. Así, el 17 de febrero de 1600 fue quemado vivo al no retractarse de las máximas que regían su pensamiento. El Tribunal del Santo Oficio se encargó de perpetrar tal injusticia.
Al parecer Giordano Bruno fue panteísta aunque él no se considera así. Para él Dios es el alma del mundo, es inmanente o inherente a la esencia del mundo. Dios es causa inmanente y armonía de todo el universo, en ese universo infinito todo es riqueza y multiplicidad. Bruno apela al sentido bello de la naturaleza, enlazándose así al sentir renacentista.
El alma del mundo es la mónada principal. Hay una sola sustancia y las cosas particulares son formas de esta sustancia divina.
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