Cuando terminó la Edad Media estaba en crisis la teología después del alejamiento de Dios que se había ido produciendo desde la escolástica de Escoto y Ockam. Así, cimbreaban los cimientos de toda la estructura medieval y la iglesia. Se siente repulsión por la teología. Comienza la preocupación por el hombre luego de renunciar a Dios. Algunos de los intelectuales egregios de estos albores renacentistas fueron Thomas Hobbes, Nicolás Maquiavelo y Tomás Moro.
Se inicia el ascenso de lo natural, se prefiere todo lo que provenga de la naturaleza. El humanismo se impone y se convierte en la nueva religiosidad, se ataca a la Escolástica. Lo natural se expande a todas las esferas y no se limita solo al hombre, incluso una religión natural que sería el resultado de desagregar cuestiones sobrenaturales como la revelación o los dogmas cristianos.
El renacimiento se trata, pues, de volver a lo antiguo y rechazar lo medieval y todo lo que eso significa incluida la idea de Dios. Se trata de desechar la Escolástica y volver a la meditación griega. Aristóteles no resultaba atractivo por las continuas deformaciones que había sufrido en el Medioevo. Platón, en cambio, interesaba por hablar del alma y del amor. Asimismo, los estoicos deslumbraban al tratar del hombre, empatizando así con el humanismo.
Dentro de la filosofía renacentista hay dos focos divergentes uno de los cuales es el del Renacimiento que consiste en la oposición a la Edad Media y el otro es la corriente que continúa la filosofía medieval escolástica.
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