Juan Duns Escoto nació en Escocia y vivió entre los años 1266 y 1308. Murió prematuramente y fue uno de los pocos filósofos precoces que hubieron. Perteneció a la Orden de San Francisco. Su obra principal fue Opus oxoniense.
Contrariamente a lo que propuso Santo Tomás, para Duns Escoto la divergencia entre la filosofía y teología se hace notar. La teología es lo que se conoce por revelación y tiene un origen sobrenatural, en cambio la filosofía es producto de la razón y tiene un origen natural.
Duns Escoto acepta el argumento ontológico de Santo Tomás aunque con algunos cambios. Si Dios es posible entonces existe, no puede ser imposible porque está en el entendimiento de las personas. Así, su posibilidad hace que exista, y como en Dios todo es positivo y nada es negativo entonces necesariamente tiene que existir porque en él nada se puede contradecir.
Guillermo de Ockam fue un filósofo inglés que vivió en la primera mitad del siglo XIV. Igual que Duns Escoto, fue franciscano. Sus obras fueron divididas en filosóficas y teológicas.
Ockam separa aún más a la filosofía y la teología. La teología depende de la fe y en su creencia no tiene cabida la razón, la fe no es compatible con la razón, por eso la filosofía no se puede conectar a la teología. Dios no tiene nada que ver con la razón. Dios es omnipotencia, voluntad sin límites, ni siquiera los de la razón. Así pues, en este contexto empieza el proceso conocido como la pérdida de Dios.
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